Modelos generados a partir de la inteligencia artificial
“La historia de “La Naturaleza Humana” no es sino un efecto de negociación permanente de las fronteras entre humano y animal, cuerpo y máquina.”
(Donna Haraway)
Sin más preámbulo, esto es como una explosión de preguntas acerca de la producción de imágenes, pero generadas por un cuerpo sin órganos. Nos cuestionamos sobre el advenimiento de lo otro. Por tal cosa, desde Aby Warburg a Didi-Huberman el arte también es una cuestión antropológica. Nos cuestionamos en todo caso si lo que produce la IA lo asimilamos como humano. Nos cuestionamos si lo que produce la IA traduce la intencionalidad humana en torno a la producción de sentido, cuando reconocemos que el arte se inscribe en el reparto de lo sensible (Rancière), al nivel de un pensamiento ético, estético y político.
Lo que todavía no cristaliza es el interrogante ejemplar. Lo que todavía no sabemos es qué preguntar ante el devenir-máquina de la producción artística. No estamos conmovidos por la tecnología, ni por la novedad -el asombro- de las formas con que la IA lleva a cabo los procedimientos creativos autónomos en imágenes, en videos, en música, en palabras. Estamos temblando ante el racionalismo de lo otro, de un pensamiento extranjero, (“la máquina es el extranjero”) tal como lo pensó Gilbert Simondon, «es el extranjero en el cual está encerrado lo humano.»1 Aunque la IA no coincide con las características del modo de existencia de los objetos técnicos, la IA también ejerce la influencia de relaciones entre mundo-hombre-máquina bajo las formas del aprendizaje autónomo.
¿Cómo produce la IA imágenes, cómo piensa las imágenes la IA, qué carajo sabe del mundo, cómo aprende, cuántas redes neuronales conectan subjetividad e imaginación? Éric Sadin entiende nuevas formas de un régimen de verdad y de acontecimientos y de registros, que la IA tomará para producir y para relacionar. La IA es como una antropóloga digital y autónoma, antropomorfa pero sin tocar del todo lo humano. En el sentido de la racionalidad del algoritmo, el poema siempre es humanx, lo que queda de humanx, si es que hay un post. Donna Haraway dice que somos compost. Ya habitamos los interrogantes que nos convoca la contemporaneidad cyborg, entre el fulgor y la nostalgia ante los umbrales y los bordes de lo humano y lo no-humano lo analógico y lo digital, los cuerpos y las máquinas.
1Gilbert Simondon, El modo de existencia de los objetos técnicos. Ed Prometeo, 2007